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Activistas piden audiencia a Sheinbaum para atender problema de tala ilegal en la Sierra Tarahumara

En su reciente visita al estado de Chihuahua, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, recibió un documento del colectivo “Agua Bosques para la Vida” en el que se solicita una reunión de trabajo para analizar y atender la tala clandestina en la Sierra Tarahumara. El encuentro se llevó a cabo en Mogótavo, una comunidad indígena cuya situación refleja los desafíos históricos de los pueblos originarios en la región.

El colectivo, conformado por activistas y representantes de organismos civiles, destacó la importancia de la presencia de la mandataria en la Sierra Tarahumara, considerándola un símbolo de esperanza y compromiso con los derechos de las comunidades indígenas. En el documento entregado, reconocieron los avances estructurales en materia de derechos territoriales, pero recalcaron la urgencia de enfrentar tres problemáticas críticas: la tala criminal, la inseguridad y el desplazamiento forzado.

De acuerdo con los integrantes del colectivo, la tala clandestina, ahora denominada tala criminal, ha alcanzado niveles alarmantes en la región. Esta actividad, vinculada al crimen organizado, no solo degrada el medio ambiente, sino que también genera miedo y violencia entre los habitantes locales. Ejidos como la Mesa de Guachochi han sido señalados como ejemplos del control ejercido por grupos delictivos, que desarticulan las instituciones locales y desplazan a las comunidades indígenas.

El documento resalta que la falta de acción efectiva de los tres niveles de gobierno ha permitido la expansión de la tala ilegal. Asimismo, señalan la ausencia de una política forestal que integre el cuidado de los bosques con el fortalecimiento de las comunidades agrarias e indígenas, en el marco del respeto a los derechos humanos.

La degradación ambiental derivada de esta problemática incluye la pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo, la disminución de la calidad del agua y la reducción de la cubierta vegetal, afectando no solo a las comunidades indígenas, sino también a agricultores y usuarios del agua en la región. Estas afectaciones tienen un impacto directo en la seguridad alimentaria y el equilibrio ecológico de la Sierra Tarahumara.