En lo recóndito del alma estadounidense la devoción religiosa retumba como conciencia juzgadora, guiada por un clamor de libertad o de justicia. En EU la religión cuenta mucho. Pesa.
Y por supuesto que esa clase de fe, en un país de millones de fieles, puede influir en la dirección en que soplan los vientos electorales. De cara a las presidenciales de noviembre, los grupos religiosos juegan un papel clave.
Trump y el ímpetu conservador
Una nueva encuesta Pew Research Center arroja que los cristianos blancos, particularmente los protestantes evangélicos, siguen mostrando un respaldo abrumador al expresidente Donald Trump.
El 82 % de los protestantes evangélicos blancos afirmó que votaría o inclinaría su voto hacia él si las elecciones se celebraran hoy.
Este apoyo no es nuevo y refleja una tendencia consolidada desde su primera campaña presidencial. La afinidad entre Trump y los evangélicos blancos se sustenta en factores clave como la defensa de valores conservadores, su postura antiaborto y su política de nominación de jueces conservadores a la Corte Suprema de EU.
Estos temas son de alta relevancia para esta comunidad religiosa, que sigue siendo una de las bases más fieles del Partido Republicano.
Además, el respaldo a Trump dentro de este grupo religioso se amplifica entre aquellos que asisten regularmente a la iglesia, donde el porcentaje de apoyo es aún mayor.
El sondeo revela que los evangélicos que asisten a servicios religiosos al menos una vez al mes tienden a apoyar más a Trump en comparación con aquellos que asisten con menor frecuencia.
Este patrón se repite también entre los católicos blancos, otro grupo que, aunque en menor medida, muestra una inclinación notable hacia el expresidente.
Harris: una luz progresista
Por otro lado, la actual vicepresidenta Kamala Harris cuenta con un fuerte respaldo de otros grupos religiosos. Se destacan los protestantes negros, donde Harris ha conseguido el apoyo del 86 % de los votantes registrados.
La encuesta de Pew también muestra que los votantes ateos y agnósticos, que suelen alinearse con posturas más progresistas, respaldan a Harris en un 85 % y 78 %, respectivamente.
Los católicos hispanos, otro grupo de gran importancia en el mapa electoral estadounidense, también se inclinan mayoritariamente hacia Harris, con un 65 % de apoyo.
Este apoyo refleja una tendencia creciente dentro de las minorías religiosas y raciales que ven en Harris una defensora de sus derechos y libertades, especialmente en temas como la justicia racial, el acceso a la atención médica y la igualdad de género.
A diferencia de Trump, Harris ha enfatizado la necesidad de políticas inclusivas que protejan a las comunidades más vulnerables, un mensaje que resuena particularmente entre estos votantes.