Desde el inicio del año hasta la fecha, aproximadamente 180 personas en situación de movilidad (migrantes) han decidido regresar a sus lugares de origen tras haber pasado por la Casa del Migrante en Ciudad Juárez, indicó el padre Francisco Bueno, director del albergue.
Además, expuso que esta disminución en la población que recibe la institución se debe principalmente a las políticas migratorias implementadas por el gobierno de Estados Unidos, que han cerrado de manera efectiva las puertas para quienes buscan ingresar al país del norte.
En una entrevista reciente, el padre Bueno explicó que actualmente la Casa del Migrante alberga alrededor de 40 personas, una cifra que ha disminuido considerablemente respecto a los primeros meses del año. La población que se mantiene en el refugio está conformada por migrantes de diversas nacionalidades, principalmente mexicanas, colombianas, venezolanas y algunas personas de Ecuador.
“La baja es notoria, y tiene mucho que ver con las políticas que comenzaron a partir del 20 de enero, con el cambio de administración en Estados Unidos, donde la puerta literalmente se cerró para muchos”, afirmó el sacerdote. Dijo que esta situación ha obligado a muchas personas a tomar decisiones difíciles sobre su futuro, como el retorno a sus países de origen o la permanencia en otras regiones de México, en lugar de continuar su viaje hacia el norte.De acuerdo con el director de la Casa del Migrante, no existe en la actualidad una vía clara para que los migrantes puedan solicitar asilo político en Estados Unidos, lo que ha dificultado aún más la situación.
“El cambio de políticas en Estados Unidos ha dejado a muchas personas sin esperanza de lograr su objetivo, que es llegar a una vida más plena. Por eso, ahora muchos migrantes han decidido quedarse en el centro del país, donde al menos pueden intentar sobrevivir sin la constante amenaza de ser deportados”, explicó el padre Bueno.
Mientras tanto, aquellos que permanecen en Ciudad Juárez están en una especie de limbo, esperando una oportunidad que parece cada vez más lejana; algunos han quedado varados después de que sus citas para el cruce fueron canceladas, mientras que otros siguen aguardando la posibilidad de solicitar asilo, aunque las perspectivas no son favorables a corto plazo.
“Nos han dejado claro en varias reuniones que no será en los próximos meses cuando se abra una posibilidad real de asilo. Esta incertidumbre también nos coloca en una situación de estrés, porque no sabemos cómo explicarles a los niños, por ejemplo, que tal vez no podrán salir de Casa del Migrante en el corto plazo”, comentó el padre.
Este tipo de situaciones, donde la espera se alarga por meses, plantea un reto adicional para los voluntarios de la institución, quienes se ven ante la difícil tarea de ofrecer esperanza y contención emocional a quienes han perdido la posibilidad de un futuro cercano en Estados Unidos.
El director de la Casa del Migrante también subrayó que el albergue ha tenido que adaptarse a las nuevas realidades migratorias, pero el estrés de gestionar la incertidumbre y las crecientes necesidades de los migrantes sigue siendo un desafío constante.
“La institución sigue ofreciendo albergue, comida y apoyo emocional, aunque el panorama para los migrantes que aún se encuentran en Ciudad Juárez sigue siendo incierto, tanto para ellos como para las organizaciones que intentan apoyarlos en su camino”.