Productores ganaderos de la región mantienen la esperanza de que el próximo invierno ayude a contener la plaga del gusano barrenador, lo que podría abrir la puerta a una eventual reapertura de la exportación de ganado hacia Estados Unidos. Así lo dio a conocer Tranquilino Payán, delegado de la Asociación Ganadera de Parral ante la Unión Ganadera Regional y consejero de la misma, quien aseguró que, aunque la situación aún no presenta señales concretas de cambio, el sector se mantiene estable.
“Hasta ahora no hay una fecha ni una esperanza real de que se reanude la exportación de ganado, pero confiamos en que el frío pueda ayudar. Los doctores de Texas con los que hablamos nos dijeron que la mosca no sobrevive a menos de 10 grados centígrados, así que no descartan que con el invierno haya una reapertura”, explicó Payán.
El delegado comentó que actualmente el Gobierno del Estado mantiene activos los programas regulares de apoyo, como la entrega de toros, las pasturas subsidiadas y el barrido sanitario de tuberculosis, aunque reconoció que no hay medidas nuevas dirigidas específicamente a acelerar la reapertura de las exportaciones. “El gobierno está al pendiente, pero seguimos con los programas de siempre”, señaló.
Respecto a la situación económica del gremio, Payán indicó que, aunque los precios no alcanzan los niveles del mercado de exportación, los ganaderos han logrado mantenerse a flote gracias a la venta nacional de becerros. “Ahorita el mercado está estable. El becerro pesado de 350 a 400 kilos se está pagando hasta en 80 pesos por kilo en el mercado nacional, mientras que el liviano alcanza los 105 pesos. No es lo mismo que los 140 pesos del mercado de exportación, pero con eso vamos saliendo”, mencionó.
El productor destacó que las lluvias recientes han traído cierta tranquilidad a los ranchos, pues han permitido sostener el ciclo productivo sin mayores contratiempos. Sin embargo, advirtió que el panorama podría complicarse en los próximos meses si los precios bajan o si no se avanza en el control del gusano barrenador, una plaga que ha mantenido cerrada la frontera ganadera desde el año pasado.
“Los criadores americanos están contentos porque están vendiendo a precios nunca vistos, pero los engordadores y empacadores no tanto. En Texas, las empacadoras están trabajando al 70 u 80 por ciento de su capacidad, así que también ellos necesitan que se reabra la exportación”, explicó.
De acuerdo con Payán, el ganado mexicano continúa siendo muy valorado en Estados Unidos, no solo por su calidad, sino porque los procesos sanitarios que exige la exportación garantizan animales más resistentes y saludables. “El ganado que llega a la frontera ya pasó todas las pruebas. El que no aguanta se queda en el camino. Es ganado sano, muy manejado, y por eso lo prefieren allá”, afirmó.