El Lago de Arareko registra un leve incremento en su espejo de agua, luego de las lluvias y nevadas que se reportaron durante el primer mes del año, sin embargo la sequía persiste en el municipio de Bocoyna, situación que ha generado varios incendios forestales.
La recuperación del cuerpo de agua que se ubica a escasos kilómetros del pueblo mágico de Creel ha reactivado el turismo en la zona, afirmaron los comerciantes del lugar.
Turistas, sobre todo nacionales, llegan al Lago de Arareko para admirar las formaciones rocosas, el vuelo de las aves que bailan por el espejo de agua y de vez en cuando aterrizan para darse un chapuzón.
En el mes de junio de 2024, se reportaba que más del 50 por ciento de la superficie total del Lago de Arareko estaba seca, por lo que se podía apreciar el terreno agrietado y los hilos de agua. El lago se había separado debido a la falta de lluvias.
El lago de Arareko es un cuerpo de agua artificial, construido en la década de los setenta por la comunidad del ejido de Arareko, está ubicado a 8 kilómetros de Creel, en el municipio de Bocoyna.
Se nutre de las lluvias y los escurrimientos de los arroyos que bajan de los cerros que conforman la microcuenca, gracias a las lluvias y nevadas que se reportaron en la zona a consecuencia de la tormenta invernal, el lago logra recargarse.
El lago ha vuelto a tomar forma de “u”, hace un año, varios de los tramos estaban completamente secos y el panorama era muy desolador.
Las artesanas rarámuri de la zona indicaron que desde hace tres años no llueve lo suficiente y eso ha mermado el cuerpo de agua, lo que también impacta en la economía de la región, porque esa falta de agua no los deja producir los alimentos necesarios.
Aunque la recarga de agua en el lago no es mucha, sí representa una esperanza para los rarámuri que viven del turismo, debido a que se registra una afluencia considerable de visitantes, quienes adquieren artesanías.
El Lago de Arareko es parte de los atractivos de la región, en los tours está incluido y es una parada obligada, por lo que los comerciantes han regresado a la zona para vender desde artesanías, hasta cocteles de frutas, pasando por elotes y burritos.
Se informó que durante la semana llegan diversos turistas, ya sea en camiones, camionetas o en auto, quienes desean fotografiar la majestuosidad del lugar, mientras son abordados por los pequeños rarámuri que les ofrecen los tradicionales tambores, pulseras, collares de chaquira. Mientras que a lo lejos sus madres, sentadas en la zona del estacionamiento ofrecen desde blusas hasta atuendos tradicionales indígenas.
Los residentes del lugar y comerciantes tienen la esperanza de que los frentes fríos y tormentas invernales que se han pronosticado generen lluvias, que ayuden a la recuperación del lago y de la economía del lugar.
Los operadores turísticos, comerciantes, restauranteros y hoteleros, así como residentes de la región tienen puestas sus esperanzas en la siguiente temporada vacacional de Semana Santa, sin embargo esperan que primero las lluvias los favorezcan para que los ríos y arroyos puedan recobrar vida y que la tierra sedienta reciba el agua que necesita.